Cómo crecen mis niños...
Parece que fue ayer cuando nació "de mi pluma", y mi primogénito, Raúl, cumple hoy 38 años (15.11.1976).
A falta de hijos propios o hijos biológicos, como prefiráis llamarlos, el autor/a de cualquier obra tiene "criaturas de papel", esos seres que, con más o menos fortuna, te sobreviven cuando ya no estás.
Cuando creé a Raúl en marzo de 1996, el muchacho tenía 19 años, iba a cumplir 20 ese otoño; ahora ya sería un hombre hecho y derecho (aunque igual de creído y egocéntrico que siempre... Que hay cosas que no cambian). Y, sin embargo, a pesar de todas sus carencias, yo le sigo teniendo muchísimo cariño.
Para mí, es el anti-héroe por definición.
Ese ser oscuro y atormentado, disfrazado de perdonavidas, con ese aire de enfant terrible que tanto gusta a las chicas.
Y ciertamente, más de una lectora se ha rendido a sus encantos, por más que a primera vista parezca un auténtico gilipollas.
Han pasado 18 años desde que "parí" a Raúl; su historia estuvo guardada mucho tiempo; pasó por muchas manos, y solo desde hace un par de años ha empezado a cosechar un relativo éxito, debido en buena parte, o eso me han dicho, a lo adictiva que resulta la novela cuando por fin decides darle una oportunidad.
Oportunidad que merece, a pesar de ser mi primera novela, porque, aunque con sus muchos fallos de principiante, sigue sumando lecturas en Wattpad, y ya van más de 12.000 lecturas en el día de hoy.
Aunque no siempre hacemos lo que debemos, ni las cosas salen tan bien como quisiéramos, particularmente me siento muy orgullosa de mis "niños", como buena madre; y como ocurre hasta en las mejores familias (y sobre todo en éstas), la autora reconoce que siempre hay un favorito, alguien más especial que los demás.
Para mí, Raúl siempre será el primero, ese que llegó antes que ningún otro, y por ello, para bien o para mal, siempre tendrá más privilegios que sus hermanitas pequeñas (Leire, Patricia, Judith, Gillian, Eva, Jade...).
"Bendito él entre todas las mujeres."
Si me preguntáis por qué él es el único protagonista masculino entre tanta mujer, pues ciertamente no hay una respuesta clara ni un motivo concreto.
Cuando el autor se pone delante del papel en blanco y decide quién ha de tomar el protagonismo de la historia, no lo hace pensando en nada que esté más allá de la historia que quiere contar.
¿Habrá más protagonistas masculinos en mis novelas?
Pues sí, más de uno y más de dos, puedo asegurároslo.
Pero Raúl siempre será... Raúl.